viernes, 29 de mayo de 2015

1.1 Tasha the Tiger


La brisa rosaba sus mejillas, ella se encontraba sentada en un tronco de un árbol caído, suspirando veía el horizonte, las hojas de los arboles susurraban, y el sol pintaba el jardín de naranja, una voz a lo lejos le llamaba, tenía que regresar a casa, donde su familia la esperaba. Inspeccionando el camino mientras lo recorría para ver que objetos podría encontrarse, en aquellos campos era muy frecuente encontrar “piedras mágicas”, así es como los niños nombraban a esos objetos brillantes, al llegar a casa recibió una sorpresa, se mudarían.

Su padre era sargento, y se encargaba de preparar a su pelotón, pero esta vez su familia tendría que mudarse cerca de la academia donde los soldados entrenaban y se preparaban para poder servir a su nación. Dentro de dos días tendrían que estar allá.

Ya han pasado dos días, y toda esta empacado, el camión de mudanzas ha terminado de meter todas las cajas, el día tenía un clima agradable, el sol apenas se estaba poniendo, el camino iba a ser largo, así que lo mejor era dormir. Cuando abrió los ojos, su panorama había cambiado, habían muchos edificios, y el cielo tenía un color azul metálico, ¿Dónde habían quedado los árboles y hierbas, y aquel cielo naranja? Sus padres estaban conversando, mientras reían y se tomaban de la mano, ella sonrió, le gustaba ver a sus padres unidos.

- ¿Ya casi llegamos?

- No hija, aún faltan unas horas.

- Vuelve a dormir cariño

Esta vez no lo haría, no tenía sueño, así que volvió a observar las calles, tenía curiosidad de como seria su nuevo hogar.

El auto se detuvo, y las puertas se abrieron, unos hombres saludaron su padre y viceversa, acto seguido pidieron que los siguieran, la zona era un gran campo lleno de construcciones, a lo lejos se veían los rascacielos de la ciudad de antes, el camino los guiaba a una zona de casas blancas, tenían un toque elegante pero no dejaban de ser rusticas, al entrar tenían un aspecto cálido y acogedor. Poco después los hombres empezaron traer los muebles y cajas del camión de mudanzas, además de ayudar a acomodar los muebles, al menos lo necesario para lo que quedaba del día, al día siguiente terminarían de desempacar todo. No faltaba la curiosidad, así salió a explorar la zona de su nuevo hogar, tal vez encontraría a más niños, pero por lo visto, ella era la única con su edad, todos eran mayores. Rendida regreso a casa, después comió algo y fue a dormir.

En la mañana al despertar, los muebles faltantes estaban acomodados en la casa, se veían bien, su padre no se encontraba en casa ya que desde temprano salió a trabajar, su madre estaba haciendo el desayuno, en las escaleras se encontraban unos marcos apoyados en el barandal, y otros en la sala. Salió a buscar un lugar en donde poder jugar, ella nunca fue de quedarse encerrada en casa, le gustaba mucho buscar cosas nuevas que hacer fuera, camino mucho y al darse cuenta ya estaba lejos de las casas ahora se encontraba en el campo de entrenamiento, veía correr a los soldados, y al fondo vio a su papá, no sabía si acercarse o dejarlo trabajar, aunque ella sabía que a él no le molestaba que su familia se acercara cuando estaba trabajando. Para llegar a donde se encontraba tenía que correr por un mínimo tiempo con los soldados, quería llegar de sorpresa, y esa era una opción para que su padre no la viera, espero el momento y cuando era hora salió lo más rápido para estar a la par, algunos de ellos se dieron cuenta de la presencia de la niña, sonrieron, tenía tanto que no veían a un niño dentro de la academia, cunado puedo se lanzó con su papá dándole un abrazo, y sin darse cuenta ella estaba corriendo con los hombres que formaban el pelotón de su padre. Le correspondió el abrazo, y la cargo, dando la orden de que paparan. La respiración de la niña era agitada, aún estaba tomando aire por aquella carrera que dio. Otro hombre se acercó, su padre hizo un saludo y viceversa.

- ¿Es su hija sargento?

- Así es General

- Me llamo Tasha *sonrió*

- Hola Tasha, eres muy rápida pequeña
- Gracias jeje

- Debió de haberla visto, estaba a la par de sus soldados

- ¿Así si?

- Si papi, quería sorprenderte ^^

- Pues lo has hecho *le da un beso en la frente*

- Es adorable, pero recuerde que sus soldados deben de continuar su entrenamiento…

- Es verdad, lo siento *baja a Tasha* Ve con tu madre cariño, en la noche estaré allá.

- Si *se va*

Al menos fue divertido, pensó mientras seguía su camino, no regresaría a casa, aún era muy temprano, solo se acercaría un poco a la zona de las casa blancas. Se acostó en el pasto para ver las nubes, mientras suspiraba, era la hora de pensar, es como ella llamaba cuando no tenía nada que hacer y solo veía cierto objeto, normalmente el horizonte.

Las estrellas no eran tan claras como en el campo, ella las observaba desde la ventana de su habitación, ¿Cómo sería su vida aquí? Si no hay más niños, ¿Con quién jugaría? ¿Las tardes serían tan aburridas desde ahora?... ¿Aquí hay piedras mágicas?... Cerró la ventana, y se recostó en su cama bajo las sabanas, apago su lámpara, y quedo dormida.

Van dos semanas desde que se mudaron, sus días son cortos, y repetitivos, Tasha toma clases en casa, con una maestra que le recomendaron a sus padres, de vez en cuando salen a la ciudad, y aunque aparenta estar cerca, si se lleva casi una hora llegar. Su padre se da cuenta que ella se aburre mucho así que decide darle un recorrido por las instalaciones, al decírselo la niña salta de alegría, le parece algo muy divertido y además haría algo diferente…

Al siguiente día, muy temprano se encontraban desayunando, y después dieron marcha hacia las instalaciones, estaba emocionada, quería conocer mejor en donde su padre trabajaba y entrenaba. Hasta que lo llamaron para ver un asunto, iba a ser algo rápido, pero antes le dijo a Tasha que no saliera de la instalación en donde se encontraban, podía seguir el recorrido si gustaba, y es lo que hizo, llego a un gimnasio enorme, lo extraño es que no había ningún soldado, se distrajo por un ruido que provoco eco, y tropezó con alguien, los dos cayeron, cuando lo vio, ¡era otro niño! Él le sonrió mientras se disculpaba, después se paró y ayudo a Tasha para que se levantara.

-Gracias… ¡pensé que era la única menor aquí!

-Yo creía lo mismo, no te había visto antes

-No tiene mucho que llegue

-Eso lo explica todo jeje

- Me llamo Tasha the Tiger

- Yo soy Zack the Wolf

- ¿Por qué no te había visto antes? ¿También vives en una casa blanca?

- Bueno es que yo no vengo muy seguido, yo vivo en la ciudad, pero a veces me quedo en una de esas casas

- ¿Podemos ser amigos?

-Claro ^^

- ¡Si!

Los dos niños recorrieron las instalaciones hablando y riendo, hasta que los encontraron, Zack es hijo de un general, coincidiendo con que sus padres también tienen una amistad muy buena, desde ahora Tasha ya no se sentirá sola, sabe que ha hecho un nuevo amigo.

4 comentarios:

  1. Pues interesante! Me va gustando o3o/ Sigue pronto! X3
    Y pliz, cuando subas capi podrias etiquetarme? Es que yo ya no estoy taan pendiente a Blogger y pues..., no me dare cuenta n.nU

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    1. Gracias, me alegra que te haya gustado o3o/! Y seguiré cada que pueda xDU. Claro te etiquetare cada que suba un cap :33 Gracias por comentar y seguir la historia. Bye n.n

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  2. no pues como dijo Dorian! o3o quedo genial! X3 ...awww se hicieron amigos! X3 que tierno espero que sigas pronto! o3o

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    1. Gracias >w<, Si ahora son amigos jeje :3 Espero sigas comentando y gracias por seguir la historia! x3 Bye

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